Destrozando una papaya virgen de una sensual rockerita rebelde

Llevo saliendo con esta chava desde hace más de dos meses, pero no había conseguido ponerla patitas al hombro que porque disque muy decente la morra. Como la neta yo ya me estaba cansando y claro está que no iba a dar por perdido todo lo que ya había invertido a ese rico par de nalgotas, agarré y la llevé a un bar donde venden su bebida favorita. En menos de una hora, ya estaba bien peda la morra y ella solita empezó a bailarme como la putita más jariosa de un table, restregándome su culote y poniéndome el pito más duro que una roca. Cuando nos subimos al coche para llevarla a un motel, empezamos a fajar en los asientos y cuando le metí mano ya estaba bien mojada. No hace falta decir lo rico que nos la pasamos cogiendo, mejor véanlo.