La nueva mesera de Sanborns se ganó una propinota a base de ricos sentones profundos.

La morra me latió desde la primera vez que me atendió en el restaurante. La neta no sólo estaba bien chula ella, con un tremendo culote que apenas y podía pasar por entre las mesas de lo hinchadote y sabroso que lo tiene. No sólo eso, la chava es bien sonriente y linda, muy femenina y me encantaba la vieja. Inevitablemente la morra siempre conseguía que la verga se me pusiera bien dura bajo el short pero no tardé en darme cuenta que ella le echaba un ojo a mi pollo parado y se ponía roja de la calentura, y sin embargo no le dije nada… hasta que un día me sorprendió dejándome su número en el papelito de la cuenta.