Las putitas de mis empleadas saben que puedo ser muy buen patrón si ellas se portan bien con mi reata.
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Todas las viejas son interesadas, eso me lo enseñó mi papá y desde chiquito me dediqué a trabajar un chingo para juntar mi lanita y poder comprarme a la vieja que más se me antojara. Nunca me he casado, es una pendejada gastar tanta lana en una vieja que luego luego se siente con derecho a hacer su chingada gana y luego no te cumple, como le pasa a varios de mis compas. En cambio, ahora que soy jefe de mi propia empresa tengo a la vieja que quiera cuando la quiera. Todas las viejas de mi empresa saben que tienen que tener la panochita bien limpia y estar dispuestas porque no saben cuando les toca su buena dosis de reata.