Monjita pecadora ayuda manualmente a pervertido feligrés

La monjita regresaba a la iglesia en su auto último modelo, cuando en un semáforo vio a un feligrés sacudiéndose la polla, ese acto de onanismo ella consideró pecaminoso, pero su lado humano la llevó a observar con atención esa polla, el tipo no dejaba de masturbarse y se le ponía cada vez más dura la polla, ese toque divino a la masturbación le gustó y ella como buena mujer caritativa se ofreció a ayudar manualmente al tipo, al principio lo pensó, tal vez pensaba que ardería en el infierno, pero ya con esa polla en las manos se entregó y no se detuvo con la firme convicción de extraer toda la leche del buen hombre, el deseo pudo más con esta señora.