Nalgoncita caliente busca consuelo en los brazos del amigo de su vato

La vieja vino a buscar un día a su vato porque el wey es bien cabroncito y a la salida se iba con otras viejas a gastarse lo que había ganado chambeando conmigo. Pero mi empleado no estaba porque lo mandé a hacer unas diligencias, así que consolé a la pobrecita. Pero cuando la abracé no pude evitar que se me pusiera bien tiesa la verga, sintiendo el calor de su cuerpo y la turgencia de sus chichotas morenas rodeadas por mis brazos. No pude controlarme y bese su cuello, haciéndola estremecerse, y aunque "me empujó", lo hizo tan débil que me di cuenta que se moría de ganas de sentirme adentro de ella. Estuvimos a dos segundos de que su marido nos encontrara en medio del desmadre, pero yo no pienso dejar a esa hermosa morra.